En mi etapa de adaptación a la vida en esta cosmopolita urbe neoyorquina noté otro aspecto distinto de esta cultura: el individualismo. ¡Qué choque para este dominicano que venía de una cultura colectivista acostumbrado a la chercha!!!!!!!!!!!!!! … ¿En que nos diferenciamos?
Los individualistas, como dice el sociólogo Richard Brislin, tienen que desarrollar ciertas habilidades sociales; tales como: hablar en público, conocer a otros rápidamente y hacerlos sentirse cómodos; tienen además que causar una buena impresión, y ser educados, cordiales, y hablar fluidamente durante los encuentros iniciales.
En mi país, Quisqueya, La Bella, tenemos al amigo que nos presenta: “Éste es Pancho, mi amigazo del bachillerato; un “caballo” en matemáticas”. “Éste es mi compadre Cachacho, uno de los 30 Caballeros”. “Ésta es mi comadre María, una estrella haciendo sancochos”. “Éste es mi tío Mon, el hombre más serio de este pedazo”. La introducción ha sido hecha por un tercero, que nos deja puesto un sello de garantía. Como ven, nosotros tenemos un grupo social que nos apoya; mientras que aquí en Nueva York, uno tiene que valerse por sí mismo e ir desarrollando consciente o inconscientemente las habilidades que nos van a abrir paso; o sea que, decir: “Yo soy el vecino del hermano de la querida del Capitán Ramírez”, aquí no sirve para nada.
De acuerdo a Harry Triandis, Richard Brinslin y CH Hiu los individualistas entre otras cosas, tienden a poner relativamente poca atención a los grupos a los cuales ellos pertenecen (incluyendo la familia), tienden a definir el status de acuerdo a los logros que ellos han obtenido por ellos mismos, y parecen satisfechos con relaciones superficiales y cortas.
Los individualistas, además, están listos para hacer negocio muy pronto después de haber conocido a alguien, colocan mucha importancia a las reglas escritas, a los contratos, a los procedimientos y a las fechas en las cuales éstos deben ser cumplidos; y asumen que los individuos, por lo general, necesitan estar a solas parte del tiempo, y que además, éstos prefieren resolver los problemas por ellos mismos. (1978-271)
Para nosotros, los grupos a que pertenecemos son muy importantes: la familia, el vecindario, los compañeros de la escuela, el grupo de amigos, el grupo del coro, la comparsa…, y el status nos viene dado muy a menudo por la familia y las asociaciones a las que pertenecemos: “Ése es Paco Vicini, de los Vicini de la Romana.” “Ésa es Doña Tatica Moño Duro, Presidenta de la Asociación de Abogados de Hato Mayor.” “Ése es el hijo del Coronel Rodríguez.” o “Ésa es Marina Jorge, en el colegio, ella era del grupo de Periquita Martínez”
También cabe señalar, que en nuestra sociedad colectivista generalmente, preferimos las relaciones largas y duraderas; por ejemplo, todavía hablo con mis amigos de hace más de 30 años, como si no hubiera pasado un día.
Por otra parte, en las sociedades colectivistas, antes de cerrar un negocio, nos tomamos todo el tiempo necesario en compartir y conversar; no se le da tanta importancia a los contratos ni a las fechas, y por lo general, las reglas y los compromisos son más flexibles; siendo, en mi opinión, la hora y las fechas para cumplirlos demasiado flexibles. Hablamos de hora americana y hora dominicana; decimos a las 6 p.m. para que lleguen a las 8 p.m. Aspecto, que en mi opinión, es una característica del subdesarrollo que nos hunde; pues la puntualidad y la integridad deben ser valores universales.
Siento que en las sociedades colectivistas preferimos la compañía a la soledad; nos encanta el bonche, el grupo y el compinche, y escogemos estar con alguien, hasta para hacer nuestras diligencias.
Por último, contrario al americano que piensa que el otro puede resolver los problemas por sí solo, el dominicano tiene un consejo y una medicina para todo. Después de cualquier planteamiento nuestros paisanos te ofrecen una solución inmediata: “Tienes una resaca, ¡ah….tómate una fría!”; “Tienes el pecho apreta’o, toma aceite de higuera.” “¿Viene visita para tu casa? Échale agua a la sopa.” … Como dice el mercadólogo español Doménec Biosca: “Los dominicanos nacen con sabiduría. No necesitan leer, ¡todo lo saben! Ofrecen soluciones, antes de saber el problema”…. Por lo que pienso, que el dominicano es, por lo general, médico, estilista, mecánico, brujo y terapeuta.
Cuando estamos lejos del terruño que nos vio nacer, extrañamos ese mangú con cebolla con queso blanco frito con dos rueditas de salchichón, extrañamos compartir con los amigos de antaño cuando nos castiga el frío, la soledad y la distancia; y añoramos ese abrazo apretado con sabor a campiña aromatizado con una taza de café de pilón; pero muchas veces, nos toca incorporar actitudes de otras sociedades más avanzadas, sobre todo, cuando sentimos que éstas pueden ser provechosas para nuestro desarrollo, y el desarrollo del país.
Me pueden escribir a:cesaromans@aol.com
César Román Sassone es profesor de Baruch College en la ciudad de Nueva York y autor de Vivir a Plenitud, El Camino Hacia Ti Mismo, El Arte de Vivir , Padres e Hijos y El Pasajero del Tren 7.