Y por qué seguimos tan tranquilos, como si no pasara nada?
Qué fuerza sobrenatural nos resguarda la cordura?
Dónde están los ángeles que mantienen cuerdos a las víctimas de las inequidades?
Y cómo hace Dios para que los humanos querramos seguir naciendo?
Qué promesa tan linda nos hace El Todopoderoso antes de nacer para que no nos muramos en el parto? O es, realmente, el Todopoderoso tan iluso que nos hace seguir naciendo porque aún mantiene la esperanza en que nosotros vamos a detener un día la barbarie?
La barbarie es una palabra muy grande y definitiva, pero creo que es también aplicable a muchas cosas. Aquí, en nuestra pequeña porción de realidad, contamos con nuestra propia versión de la barbarie; porque bárbaro tiene que ser quien la emprende contra un pueblo que sólo quiere vivir en paz; porque bárbaro tiene que ser quien sale diciendo que está indignado (Perdón, Presidente, a usted le tocó), porque lo engañaron con un indulto y no se muestra conmovido por el dolor de las madres-todas solteras- todas solas,-todas abandonadas, que lloran a sus hijos adolescentes muertos a manos de la policía porque ellos son los herederos de la barbarie. Son los que roban, matan, violan, se drogan y dan mala fama a nuestro país; son los que asustarían a los turistas si no fuera porque vienen a los hoteles de capital extranjeros bajo el régimen de todo incluido porque es peligroso y menos beneficioso el otro turismo.
Pero, es un misterio maravilloso (en el sentido carpenteriano, claro), la calma que exhibe el ser humano en esta tierra. No deja de sentir y expresar su entusiasmo por el metro aunque su hijo no haya podido entrar todavía a la escuela porque no la terminaron de arreglar por falta de fondos; se une al morbo general de especular sobre el contenido de la lista de Quirino, aunque esté convencido que los verdaderos culpables nunca caerán; se entusiasma por la llegada de un nuevo año, aunque sigue comprando velas a cinco pesos en el colmado porque no hay luz y cargando agua en la bomba de la esquina porque no le llega aunque la paga; se sigue sumando a la burla colectiva que cosechan Waldo Suero, los veteranos, las reclusas de Rafey, Juan Hubieres y todos los que se niegan a comer hasta que se haga justicia pero que tienen que interrumpir su ayuno porque aquí NO HAY JUSTICIA; se suman a las especulaciones sobre la ausencia del Presidente en el acto oficial del Día de la Justicia, pero no le importa la verdadera razón.
Vivian Lubrano se puede ir a tomar el sol donde quiera que nadie la perseguirá ni cuestionará su indulto, el Presidente ya dijo que está indignado y eso es todo. La Sun Land languidecerá y luego lo leerán los estudiantes de Historia Patria como nosotros leimos en nuestro momento lo de la San Domingo Improvement Company y los otros empréstitos del siglo diecinueve.
Qué nos dan a tomar cada día para que no nos demos cuenta que nuestra sociedad está enferma de injusticia?
Qué podemos hacer para despertar la conciencia del poderoso que cree merecerlo todo porque se quedó con todo?
Qué palabra puede conmover a una supuesta autoridad que infunde terror en la juventud que crece sin la esperanza de un día tener lo que los poderoso tienen?
No nos preguntemos cual es el resultado de que en un país los jóvenes crezcan sin esperanza, leamos cada día cuántos jóvenes mató la policía en sus CONFUSOS intercambios de disparos, que de confusos no tienen nada porque ellos siempre salen victoriosos.
No nos hace falta imaginarnos cual es la consecuencia de estirar la moral, olvidar la dignidad, pisotear los derechos ajenos y alterar la paz interior. Basta con escuchar a los políticos hablar de extensión de períodos presidenciales, congresuales y hasta municipales, basta con ver a los pseudopoderosos como remueven las bases del país en medio de la indiferencia engendradora de impunidad.
Nadie se pregunte qué puede pasar en una isla dividida en dos paises pobres, abusados, explotados, engañados, ultrajados, violados. No nos lo preguntemos porque nosotros no tenemos la respuesta. Es que es muy difícil ser objetivo cuando se está metido de lleno en el asunto.