Parece que el Presidente ya entendió cuál es la naturaleza del mal que lo aqueja porque ayer salió raudo y veloz para La Sultana del Este, San Pedro de Macorís, a darse un bañito de pueblo.
Ojalá por allá no le ataque ningún dolor de muela, porque, aunque el Senador de esa Provincia es un experimentado dentista, al parecer su consultorio queda un chin retirado de allí, en Nueva York para ser exactos. Me pregunto cómo que es alguien puede tener dos profesiones tan disímiles como la de político y dentista. Digo, ni en las películas de terror ponen a un dentista de dudosa honestidad. y que conste que no estoy dudando de la honestidad del senador Wiliams, de esa no queda ni uno solo con una duda.
Pero a lo que iba, a los baños de pueblo del Presi. Lo que más me gusta de esos paseítos presidenciales es el nombre que le han puesto y que sigue fielmente la costumbre que ellos mismos han impuesto; el nombre es largo y complicado y con un contenido razonable de palabras polisílabas y esdrújulas, para mantener la costumbre... y el estilo.
El nombre de “DIÁLOGOS POPULARES Y ENCUENTROS DEMOCRÁTICOS”, me recuerda vagamente mis estudios en la hermosa Cuba, y no entiendo por qué, porque ese señor es ñoño con Nueva York (el Presidente, no el Senador,digo, él también), pero no se apuren que desde que yo sepa qué quiere decir el título, le paso el dato. Aunque a mí me late que es una prueba fehaciente (jeje), de que somos caribeños, en tanto qué, barrocos.
Y a propósito de Barroquismo caribeños y otras carpenteriadas; quiero pedirle permiso a nuestro Presidente de la Cámara americana de Comercio, Christopher Paniagua, para meterlo en mi escrito porque él lanzó una sugerencia que, a mi poco entender, debería ser recogida y plasmada en blanco y negro para que la masa que se arrastra (entre la que me inscribo), aprendamos de primera mano cómo es que se practica el surrealismo bizarro sin perder el garbo y la elegancia. Mucho me temo que eso lo da la clase y el dinero...rancio, pero nada cuesta intentarlo y hasta puede llegar a ser un ejercicio de lo más divertido. Este joven tan buenmozo y tan bien criado, le ha pedido, muy educadamente a los huelguistas del momento (que cada vez son más como los reguettoneros), que traten, en la medida de lo posible, NO DAÑAR LA IMAGEN DEL PAÍS EN EL EXTRANJERO.
Yo me imagino cómo habrán recibido tan amable consejo, los que se están entrenando en las calles sin asfaltar de los barrios dominicanos, para ocupar el vacío que dejó aquel personaje ilustre de nuestro glorioso pasado, Virtudes Álvarez (¿Quién se puede acordar de ella sin evocar también aquella jeepeta MARRÓN que le regaló Balaguer, independientemente de que nadie NUNCA vio la famosa jeepeta y nadie confirmó esa versión?). Es que casi los puedo ver tirando piedras y quemando gomas, calladiiiiiiitos, pidiéndoles a sus seguidores que recojan los tubos de las bombas lacrimógenas que les tiren los policías, no vaya a ser que por mano er diablo ande por ahi cerca un turista y nos pongan en las cuatro esquinas en los blogs canadienses y en las revistas que circulan en Bávaro.
Yo creo que si esa sugerencia se convierte en Decreto, el Presidente si quiere, se puede recoger en su Palacio y olvidarse de sus bañitos de pueblo; con eso en funcionamiento, aquí no se vuelve a armar ni un Via Crusis en Semana Santa. Porque, ¿De qué manera usted protesta enérgicamente en contra del alto costo de la vida, por el arreglo INMEDIATO, de las calles, porque se acaben los apagones, porque no se vaya el agua, porque bajen la gasolina, el pasaje, el pollo, que vuelvan a vender la sal en grano que se usa para quitar los ojodepecao y todo lo que se le ocurra en ese instante de incandescencia patriótica, si al mismo tiempo se las tiene que arreglar para enviar señales al extranjero de que la expresión y el diálogo abierto, existen en el país? (SIC del joven Paniagua). Evidentemente él nunca se ha subido a una Omsa a las seis de la tarde de un lunes de marzo, evidentemente las veces que ha estado bajo la luz de las velas ha sido en un restaurante y/o en un ambiente acogedoramente romántico y no en una letrina bañándose con una lata de aceite Crisol llena de agua fría. Y no es que yo sea una tolete deduciendo, es que la preocupación manifiesta de este joven es que se proteja la imagen que tiene la República Dominicana (Sorprendentemente la misma que acabo de describir arriba), en playa extranjeras de mucha paz, tranquilidad y estabilidad social. Yo no quiero acabar con los sueños de juventud de Christopher Paniagua que se le nota que está bien criado y que a tan corta edad ha llegado tan lejos, pero aparte de que me quiero ir a vivir YA para el mismo barrio donde él vive, yo creo que le vendría muy bien apuntarse al próximo paseíto presidencial del "Diálogo Popular y Encuentro Democrático". En unas de esas hasta se da cuenta que es dominicano aunque haya salido blanco.