lunes, julio 27, 2009

¿Quién en su sano juicio? El Presidente mediático está apostando por la amnesia popular

26 Julio 2009, 10:07 PM Escrito por: HAMLET HERMANN Es admirable el trabajo que hacen las arañas para tejer su tela. Logran con enorme gasto de energía la creación de una estructura que compite con la mejor de las obras de ingeniería humanas. Las fabrican con una seda pegajosa, fruto de las proteínas básicas de su vientre, formando hilos más resistentes que el mejor de los aceros. Su formidable tela las protege de los depredadores al tiempo que crea las oportunidades de asegurar alimento periódicamente con la captura de insectos que no atinan a ver más allá de sus narices. Ahora que el volumen de la ostentosa corrupción entre los funcionarios del gobierno ensordece por la gravedad de las evidencias, aquellos que se han atrevido a opinar al respecto se comportan como el insecto atrapado en la telaraña: se dicen, se contradicen y cada vez que cambian de opinión tratando de corregir las metidas de pata quedan más atrapados en su propia mentira. Mientras más explican tratando de justificar la corrupción propia y de sus pares, más se comprometen. De esa situación de insecto atrapado en la pegajosa telaraña no se salva siquiera el Presidente de la República. En el encuentro sostenido la pasada semana con los directores de medios de comunicación, Leonel quiso tapar el sol con un dedo. O lo que es lo mismo, trató de presentar la corrupción objetiva como meros retruécanos semánticos. Acabó incriminándose, por omisión o por comisión, al avalar a los funcionarios evidenciados en su malversación por las prestantes comunicadoras Nuria Piera y Alicia Ortega. Viene como piedra al canto una frase expresada por otra maravillosa mujer, la doctora Aura Celeste Fernández, cuando respondió los pronunciamientos histéricos de algunos de sus colegas magistrados de la Junta Central Electoral: “¿Quién en su sano juicio puede ofenderse o rebelarse o desatar campañas mediáticas porque se le pida que informe o rinda cuentas ante el órgano de la ley?” Parafraseando a la magistrada podríamos decirle al presidente Leonel Fernández: ¿Quién en su sano juicio puede ofenderse porque se defiendan los bienes públicos? ¿Cómo puede el Presidente convertirse en garante de quienes él bien sabe que no han tenido empresas para acumular fortunas que exceden por mucho los ingresos que, nominalmente, han recibido de parte del Estado? ¿Quién en su sano juicio pudiera aceptar como válido que una obra se presupueste por una suma y los gastos al final de la obra sean varias veces mayores? ¿Será incapacidad o corrupción? ¿Cómo es posible aceptar que cuando en febrero de 2005 se proponía la construcción del tren subterráneo apodado Metro el responsable de la obra dijera que sólo costaría 327 millones de dólares, que la tarifa sería de cinco pesos y no habría que subsidiarlo? En marzo de 2009 el mismo funcionario reconoce haber gastado más del doble de lo que prometió originalmente, la tarifa es de veinte pesos y el subsidio mensual es de 100 millones de pesos. Estimados de otras fuentes colocan el gasto en mil quinientos millones de dólares. ¿Es eso incapacidad técnica o corrupción premeditada, con asechanza y alevosía? Otro asunto que pone los pelos de punta es el del INDRHI, donde a un contrato de unas decenas de millones de pesos al momento de solicitar la aprobación se le haya colocado posteriormente, para ejecución, una adenda por diez veces esa cantidad. ¿Por qué no se orienta el Presidente hacia la inversión de la carga de la prueba? ¿Podrían los funcionarios denunciados por corrupción explicar la obtención de sus riquezas que exhiben a diario sin rubor? ¿Cuál ha sido la velocidad de creación de sus fortunas y sus Fundaciones “sin fines de lucro”? ¿Podrían mostrar sus reportes anuales de impuestos pagados al fisco durante el último decenio que permitan correlacionarlos con sus enormes riquezas? El Presidente mediático está apostando por la amnesia popular quizás sin darse cuenta de que se está convirtiendo en cómplice de los despilfarradores compañeros. Más debía preocuparse por la negativa de los organismos internacionales de financiamiento a concederle préstamos para salir de su atolladero dada la evidente falta de transparencia en el manejo de los fondos públicos. Y no enrumbarse hacia la desesperación total, una mala consejera.

Yo También toy Jarta

Yo también toy jarta de los apagones. Yo también toy jarta de desear irme de mi país y deprimirme cuando pienso en vivir lejos de él. Yo también toy jarta de descubrirme contando los muertos de los "confusos intercambios de disparos" que organizan cada noche los policías para entretenerse en lo que llega el día. Yo también toy jarta de los eufemismos que utiliza nuestro "culto", "global" y "sofisticado" Presi para referirse a las rastrerías que hacen sus compañeritos del Partido ahora que están en "La Cosa". Yo también toy jarta de los viejos ineficientes que pululan por ahí y que si han trascendido es porque este país es muy chiquito y no les podemos pedir la casa a los haitianos. Ah, sí, toy jarta de los haitianos, pero no porque estén aquí, que si nos ponemos a averiguar un chin, resulta que la isla es más suya que nuestra, sino por el odio que nos demuestran y lo lindo que huelen. Toy jarta de la bendita cementera y de los tontos útiles que salen a protestar, sin darse cuenta que bailan al son que les tocan. Toy jarta de que aquí no se pueda hacer nada que "lesione intereses" y que esos intereses inviolables e ilesionables estén localizados como los ciclones tropicales, en un solo lugar. Es más, toy jarta de oír a los políticos peleándose por mi voto cuando yo nunca he tenido la intención de darles ni el beneficio de la duda a ninguno. Toy jarta de los programas de televisión tan malos, de la gente que se mete con la vida privada del otro y después no quiere oír lo que le responden. Toy jarta de la olla perenne que nos acompaña y que nos quieren vender como "consecuencia de la crisis mundial que se está viviendo". ¿Quién no se jarta de que aquí no se haga justicia? ¿Quién no se jarta de que aquí la gente no tenga oportunidades? ¿A quién no le aburre ver que aquí parimos los muchachos y no les podemos dar esperanza de que cuando crezcan y estudien, vayan a alcanzar un buen trabajo y lograr trascender en la vida sin irse de su país a vivir una vida de mierda? Toy jarta de que me digan que van a arreglar la vaina de los apagones y que se pongan peor. Toy jarta de los métodos de protesta que usan mis conciudadanos y que por más innovadores que estos sean NUNCA DEN RESULTADO! Porque a "los de arriba" no les importa que nosotros nos hayamos quedado sin voz de gritar que estamos JARTOS DE ELLOS!

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Santo Domingo Oeste, Santo Domingo, Dominican Republic
Soy una dominicana atípica...estoy al día con mis impuestos y no me robo ni la luz ni el agua. Y aunque estoy jarta de los políticos, también del 4%, de la cementera de los Haitises, de Papá....

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