Las Tarjetas de Presentación "made in mi laptop"

Hola, ¿Qué tal? Esto hay que empezarlo como un programa de doñas de los que dan por las mañanas o como si fuera una carta, porque hace tanto que no escribo que ya hay algunos que me trata de usted cuando me ven y me dan su tarjetica.

Señores, a propósito, eso de las tarjetas de presentación, qué cosa tan curiosa. Yo, que siempre voy un paso por detrás de la humanidad (no por atrasada, sino para verlos mejor como Lobo Roja, el esposo de Caperucita), creía que eso ya había caído en desuso, pero nooooo.

Sucede que en estos días, con lo de mi cumpleaños y unas cuantas actividades más, he estado en el medio inusualmente, y en esos pocos días he reunido una cantidad de tarjetas suficientes para llenar un récord... se acuerdan de los récord, verdad? Esa cosa laarga como si fuera un monedero prolongado que había que tener a mano en la oficina por si cualquier eventualidad.

La democratización de la tecnología ha hecho que todos seamos capaces de imprimir en la intimidad de nuestro hogar nuestras propias tarjetas de presentación. A lo mejor es por eso o es un súbito aumento en la autoestima general, pero he notado que ahora son más las personas que te extienden con mucho glamour, su tarjetica de presentación, a la segunda oración que intercambian contigo.

Confieso que no tengo tarjeta de presentación, no sé si es porque nunca he sido ni lo suficientemente importante para tenerla o demasiado desconocida para necesitarla. No recuerdo que haya tenido una jamás, y tampoco creo que eso sea la causa de mi trauma, pero como que ya va siendo hora de ponerse para eso, debo ser la única guionista que se mudó de Barcelona para Los Alcarrizos y no tiene su tarjeta suya propia. Y además de ahora en adelante, voy a restringir el acceso a mi celular porque tiene el mismo nivel de dificultad que el 220 1111 y hasta los dos son con el 809.

Me voy a guardar hasta que tenga listas mis tarjeticas de presentación. Ya estoy maquinando lo que voy a poner delante, el diseño, todo, estoy tan entusiasmada como si me fueran a dar dinero por ellas cuando las entregue. En una de esas, quién $abe a qué manos van a parar mis tarjeticas y de allá pa'cá suena el mamey (mi teléfono, cuyo cual todos conocen sin necesidad de la tarjetica) con una grata nueva que me impida volver a salir por muuuuuuuchos fines de semanas má$, lo que hará que mi nuevo hobbie, coleccionista de tarjetas de presentación, se vea perjudicado.