Hola. Iniciamos nuestro curso acelerado de guón criollo, hablando del universo particularísimo del caribeño. Claro, porque hay que asumir que somos algo aparte, no somos ni norteamericanos, ni suramericanos, ni centroamericanos. Somos Caribeños, mis hijos y mándenselo a decir a Daniel Ortega para que no siga enchinchando que a nosotros no nos invitan a las cosas de los centroamericanos. Que se ubique, aquí somos CARIBEÑOS.
Yo no soy socióloga, historiadora ni siquiera leída, (jiji), sólo quiero decir que a mí, A MÍ, particularmente, me parece que ADEMÁS de los clásicos, habría que dedicarle especial atención a los padres del UNIVERSO LITERARIO CARIBEÑO: Alejo Carpentier (Cuba), Juan Bosch (Rep. Dom.), René Depestre (Haití) y Eugenio María de Hostos (Pto. Rico)Síiiiiiiiiiiii, ya sé que hay muchos más, pero qué les parece empezar por ahí? ¿Por qué?
Porque carpentier fue el primero que descubrió que nosotros no encajábamos ni en el Manifiesto Surrealista que él acababa de firmar en Francia, sino que éramos algo nuevo, aparte, distinto y porque él fue quien creó Lo Real Maravilloso y lo Mägico Religioso.
Los dominicanos, puertorriqueños, cubanos, haitianos y los otros isleños del Caribe somos así, esas son las reglas "universales" que nos rigen, pero no estamos conscientes de ello y está bien, pero, pero los trabajadores de lo audiovisual sí debemos estar conscientes de los códigos que conforman nuestro universo. En la medida que nos conocemos más podemos contar mejor nuestras historias.
Porque Juan Bosch fue quien descubrió cómo actuamos los caribeños y le dio forma literaria con sus cuentos inmortales.
Es quien descubrió que somos cuentistas, que somos UN CUENTO, algo corto e impactante pero superficial y mentiroso, que lo nuestro es como una bofetada dada de improviso; los caribeños somos como los cuentos del maestro Juan Bosch, punzantes, hirientes, tortuosos, con un sentido del honor rarísimo porque vendemos hasta a nuestra madre por dos cheles de agua pero le abrimos al que nos toque la puerta aunque sepamos que es para matarnos.
René Depestre es de los que está consciente de que somos reales y maravillosos y un chin mágicos. Sabe que nuestro reino no es de este mundo y lo plasma aunque viva al lado de los dominicanos, sus siameses y rivales que viven sin saber que están vivos como los zombies que se cuenta que ellos hacen allá, en la espesura de los bosques que nosotros no sabemos que ellos tienen porque creemos que allá todo está seco y que por eso vienen aquí.Y el otro maestro, Eugenio María de Hostos, porque fue el que dictó las normas didácticas del Caribe. Es nuestro graaaaan maestro, ese método hostosiano que utilizaron nuestras MAESTRAS para formar a los maestros de nuestros maestros. Ellos y los otros que se me quedan por tiempo, por desconocimiento y porque creo que hay que empezar por el inicio, hacer de esto un guión lineal, sencillo, con sus giros bien definidos para que no nos perdamos en los vericuetos del sinuoso universo caribeño tan lleno de trucos, trampas, mentiras, deslices, dobleces y CUENTOS. Ahí está la cuestión. Creo, aprendamos, conozcamos a estos señores y luego, luego seguimos adelante. Nos leemos en breve.
Más/ Dreams have to be chased
Hace 12 años
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