jueves, agosto 20, 2009

Lo que me duele.

Ayer llegó Manuel Pouerie a la isla de edición donde yo estaba revisando un material. Estuvo en Puerto Rico y vino contento, entusiasmado con los logros ajenos y un chin encojonado con los dominicanos. Vino hasta mí a quejarse porque los puertorriqueños son más auténticos que nosotros, porque mantienen viva su identidad (¿¡!?) y porque INVIERTEN más en el folclor y la cultura que nosotros. Lo siento mucho, pero le dije la verdad; lo siento porque Pouerie es uno de los últimos seres humanos que cree en los homo sapiens y es de eos que siempre, a veces sin él saberlo, espera lo mejor de sus congéneres. Por eso siento tanto, que hasta tengo que escribirlo en esta memoria extra, siento mucho haberle dicho que todo eso es producto del DINERO. Claro que tienen más interés en la cultura ellos que nosotros, es natural cuando tienes un presupuesto anual que debes justificar porque sino te lo recortan. Aquí tienes que luchar para que te aumenten el presupuesto porque nunca alcanza. Hoy ví el blog de mi amiga Indira Báez, 3raopinión.blogspot.com, tiene fotos de su preciosa hija Lía Camila a quien conozco desde que se empezó a formar en las entrañas de su madre y hoy es una señorita de casi un año. Indhira cuenta cosas relaconadas con la maternidad, cosas preciosas que acompaña con fotos de su Lía Camila. Al parecer Indhira aún no sale de su asombro ante el mayor de los milagros que es cuando una mujer como nosotras se convierte en madre. Digo como nosotras, porque creo que somos las que más nos asombramos con la maternidad. Hay un tipo de mujer que ve los hijos como algo tan natural que hasta les resultan un estorbo y las hay que han decidido no ser madres nunca. Esa es otra cosa que me duele y siempre me dolerá, no soporto ese dolor, cuando veo a las mujeres que han decidido o no han podido ser madre. Es lo más triste que puedo ver, aparte de un niño enfermo. No me gusta ver a las mujeres que pasan de los cuarenta y siguen sin hijos, no encuentro otra manera de decirlo, me duele el corazón y no sé cómo hablarles, qué decirles. Por eso me siento tan feliz cuando veo las caritas de Lía Camila y Martha Gabriela, la de Ian y la de Willy el de Luchy, cuando veo a Sebas el de Tere o a José Ángel el de Raysa y claro, nunca me voy a cansar de ver a mi Joshua dormir en su cuarto lleno de regueros, lo amo con locuras y no soy capaz ni de hablarle alto, suerte que mi marido se encarga de corregirlo, porque yo sólo me encargo de amarlo. Entiendo y me identifico con Indhira y su amor inmenso por su bella Lía Camila. La maternidad no tiene punto de comparación en la Tierra, en el cielo sí, pero las feministas nunca han reconocido éso como una ventaja, al contrario siempre han visto la maternidad como una desventaja. Es por eso, aunque me ataquen que estoy en contra del aborto, eso no significa que me pongo al lado de la iglesia. Si está en mí evitar un aborto lo haré como lo hice la vez que mi amiga de la Universidad quería abortar a su niñita porque el padre era un amigo ocasional, peor para ella si no se protegió, pero debía tener a su niña y logré que la tuvera después de tres intentos de abortarla. Nació sordomuda y con estrabismo por todo lo que hizo para matarla. Ahora se dedica en cuerpo y alma a su muchachita minusválida. Quizá yo soy la culpable de que esa niña sea así porque su madre estaba decidida a no tenerla y yo me empeñé en salvarla. Pero con toda seguridad me volveré a oponer al aborto y por eso fue que a aquella española, que sí abortó, le retiré la palabra para siempre, aunque por lo de la discriminación signifique poco para ella que una morena del Caribe no le hable.

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Santo Domingo Oeste, Santo Domingo, Dominican Republic
Soy una dominicana atípica...estoy al día con mis impuestos y no me robo ni la luz ni el agua. Y aunque estoy jarta de los políticos, también del 4%, de la cementera de los Haitises, de Papá....

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