Un haitiano, como es su costumbre, mató a un dominicano cortándole la cabeza, como es su costumbre y luego, un hermano del fallecido agarró al haitiano, ante la impasibilidad de la policía, como es su costumbre, y le aplicó la ley del talión. Es verdad que nadie ha justificado ni una muerte ni la otra, nadie se ha mostrado indiferente, salvo la policía como de costumbre, ante estos atroces hechos. Pero Haití, como de costumbre, se ha pronunciado en contra de nuestro país sin tomar en cuenta todos los hechos. Seguro que nos condenan internacionalmente por un hecho que es una consecuencia de la actitud indiferente e irresponsable de un Estado Fallido y una Comunidad Internacional mentirosa, manejadora de la información.
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